Cuando decides adoptar un perro, una de las primeras preguntas que surgen es elegir entre un macho o una hembra. Aunque cada perro es único, existen diferencias comportamentales y fisiológicas que pueden influir en esta elección. Este artículo explora en detalle las distinciones entre machos y hembras, al mismo tiempo que proporciona ejemplos prácticos.
Los machos tienden a ser más territoriales y dominantes, lo que puede manifestarse como un marcaje frecuente del territorio. Por ejemplo, un perro macho puede levantar la pata sobre diferentes objetos durante los paseos. Otro ejemplo común es que pueden ladrar más a menudo para señalar la presencia de un intruso, real o imaginario. Las hembras, por otro lado, suelen ser percibidas como más tranquilas y cariñosas. Por ejemplo, una hembra puede buscar más frecuentemente el contacto visual y las caricias de su dueño. Esto no significa que un macho no pueda ser tierno o que una hembra no pueda ser dominante, pero estas tendencias se observan con frecuencia.
Las hembras no esterilizadas experimentan ciclos de celo, generalmente dos veces al año. Durante estos períodos, pueden atraer a los machos, lo que requiere una vigilancia aumentada para evitar camadas no deseadas. Por ejemplo, una hembra en celo puede atraer a machos de todo el vecindario durante los paseos. Los machos, por su parte, a menudo están motivados por la búsqueda de una hembra en celo, lo que puede llevar a fugas.
Ejemplo: Un macho puede volverse muy agitado e intentar cavar bajo una cerca si huele una hembra en celo cercana. Una hembra, por otro lado, puede necesitar protecciones higiénicas durante sus celos. Además, un macho puede pasar horas olfateando un lugar donde una hembra pasó recientemente.
Los machos pueden necesitar un entrenamiento más riguroso para manejar su tendencia a marcar o a ser dominantes con otros perros. Por ejemplo, un macho puede ser más difícil de llamar cuando ve a otro perro. Las hembras, aunque generalmente más atentas, pueden ser más independientes. Por ejemplo, una hembra puede ignorar las órdenes si está concentrada en una tarea o un olor interesante.
Consejo: El uso de golosinas y elogios puede motivar a un macho a ignorar las distracciones, mientras que una hembra puede responder positivamente a sesiones de entrenamiento más cortas pero frecuentes. Por ejemplo, un macho podría necesitar ejercicios repetidos para aprender a no saltar sobre los visitantes, mientras que una hembra puede aprender esto en solo unas pocas repeticiones.
Las necesidades de acicalamiento son similares para ambos sexos, pero las hembras pueden requerir atención especial durante los períodos de celo. Por ejemplo, una hembra con un pelaje largo puede necesitar baños más frecuentes para mantenerse limpia durante este período. Además, los machos pueden ser más propensos a ensuciarse, especialmente si pasan más tiempo marcando su territorio o explorando áreas embarradas.
Ejemplo: Un macho puede regresar de un paseo cubierto de barro después de cavar en un terreno húmedo, mientras que una hembra puede necesitar un cuidado específico alrededor de la zona de la cola durante sus celos.
Elegir entre un macho o una hembra depende principalmente de tu estilo de vida, tus expectativas y tu disponibilidad para satisfacer sus necesidades específicas. Por ejemplo, un hogar activo con un jardín grande puede ser ideal para un macho enérgico, mientras que un apartamento tranquilo puede ser más adecuado para una hembra tranquila. Ya sea macho o hembra, cada perro aporta amor y alegría a su manera única.